“El matrimonio es una caja vacía. Permanece vacía a menos que pongas más de lo que tomas”, Jackson Brown, Jr.
El dinero, como todo en la vida, puede ser símbolo de gusto o disgusto. Nos debería servir para comprar los objetos y pagar los servicios que requerimos. Pero muchas veces lo utilizamos para controlar a los demás, ejercer poder y sentirnos superiores.
La personalidad e historia familiar son factores determinantes en las batallas por el dinero. Dichos conflictos enmascaran problemas no resueltos. Por ejemplo, el afán de tener dinero puede ser la respuesta a una mal entendida sensación de seguridad o de independencia personal. Es decir, prefieren tener a ser.
Cada miembro de la pareja compra cosas o gasta dependiendo de su escala de valores y necesidades emocionales. Cuando esas necesidades difieren con las de la pareja, los argumentos pueden escalar en intensidad y duración. Si uno de los dos se siente manipulado, amenazado, devaluado o controlado por medio de cuestiones económicas, surgen resentimientos. En vez de que predomine un sentimiento de hacer equipo, cada interacción se convierte en una competencia o en un juego en el que sólo uno juega.
He aquí algunas sugerencias para prevenir los conflictos de pareja derivados de los problemas económicos:
- Diálogo previo: es conveniente no llegar al matrimonio con deudas y sí con una idea clara sobre cómo van a manejar el tema del dinero.
- Fijar metas como familia: involucrar a todos los miembros es compartir responsabilidades. Según una encuesta de la Asociación de Consultores de Bodas, más del 67 por ciento de las parejas de recién casados dice haber tenido las peores discusiones el primer año en torno al manejo del dinero por falta de un presupuesto.
- Discutan las compras: la adquisición de artículos grandes, las formas de pago y los montos para ahorrar, deben ser el resultado de un consenso.
- Compartan su visión del dinero: compartan el valor del dinero y expresen claramente qué sentido tiene para ustedes y cómo los educaron sus padres. Esto les ayudará a entender que ahorrar puede ayudarles a lograr sus metas.
- Sinceridad: no olviden que las pequeñas cosas se agigantan cuando falta sinceridad.
- Tener un presupuesto: ambos deben respetar aquello que les ayudará a cubrir todos los gastos que puedan existir mes a mes. No tenerlo lleva a uno de los dos a justificar sus compras, discutir y entonar frases destructivas como: en mi casa nadie me controlaba.
- Uno de los dos debe administrar el presupuesto: El que tiene tiempo para esto y es mejor administrador debiera asumir la responsabilidad. Acompañarse de un lápiz, un papel y una calculadora ayuda a que ambos aporten soluciones y acuerden posibles objetivos y la forma en que pueden conseguirlos.
- Evitar los comentarios negativos: Cuando todo se maneja en son de paz, las acusaciones y amenazas se quedan en la banca. Así es más fácil recibir un comentario como una sugerencia y no como un ataque.
Y recuerden que su relación no tiene precio. Es mucho más valiosa que todo el dinero del mundo.