La técnica de envolver bebés, también conocida como swaddling por su denominación en inglés, está ganando popularidad entre muchos padres gracias a las redes sociales. Aunque no sea una práctica tradicional en España, sí es frecuente en varias regiones de Oriente Medio y, desde hace unos años, también en Estados Unidos y algunos países europeos, como Reino Unido. Muchas personas comparten en Internet los maravillosos beneficios que trae consigo, asegurando que, así, los niños duermen durante más tiempo y se despiertan menos. Pero, ¿cuánto hay de cierto en estas afirmaciones? ¿Cuáles son los beneficios reales de esta técnica? ¿Puede ser peligrosa para el bebé?
En CuídatePlus hemos hablado con Victoria Rodríguez de la Rúa, de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y con José Antonio Pérez, fisioterapeuta pediátrico del malagueño AMS Centro Médico del Ejercicio, para que nos aclaren varias cuestiones sobre la conveniencia de esta práctica.
Beneficios y riesgos de envolver bebés
Rodríguez de la Rúa admite que, debido a la todavía escasa tradición de envolver bebés en España, la AEP todavía no se ha posicionado sobre la ideoneidad de esta técnica. Por eso, opta por recordar las pautas establecidas por la Academia Americana de Pediatría (AAP).
La institución estadounidense considera que envolver bebés puede hacerlos sentir más cómodos y abrigados, tal y como si continuaran en el útero materno, favoreciendo que se mantengan calmados, que duerman mejor y sin tantos despertares, y que lloren menos. Sin embargo, también insiste en que hay que hacerlo de forma correcta pues, si no, el swaddling podría dificultar que el niño se despierte y aumentar el riesgo de muerte súbita del lactante. Además, cuenta Rodríguez de la Rúa, “si se les envuelve muy apretados y con las piernas extendidas, puede producir problemas en las caderas; además de causar un sobrecalentamiento del bebé”.
Pérez coincide en alertar sobre las consecuencias negativas que la práctica puede tener sobre el buen desarrollo motor del niño: “Si el envolvimiento no se hace de forma correcta, una de las articulaciones que más pueden sufrir es la cadera, pudiéndose producir una luxación congénita de cadera o una displasia“. Esto podría resultar, según el fisioterapeuta, en alteraciones en la marcha (caminar) futura del niño, en su crecimiento o en la alineación de sus miembros inferiores o, incluso, en una cadera inestable. Para evitar estas consecuencias, apunta, no debería envolverse a los bebés de forma muy apretada ni más allá de los dos primeros meses de vida, que es cuando “comienzan a desarrollar un componente motor más activo y espontáneo. Si se limita esta movilidad, se podría ocasionar un retraso a nivel motor”.
“Si los padres creen que su bebé puede beneficiarse del swaddling de alguna forma, es recomendable que acudan a un profesional cualificado para obtener las recomendaciones necesarias para realizarlo de forma correcta”, afirma Pérez.
Qué es el síndrome de la muerte súbita del lactante (SMSL)
La AEP lo define como “la muerte repentina e inexplicable de un niño menor de un año de edad mientras duerme“. Además, apunta que, en España, se trata de una de las principales causas de muerte en los bebés durante su primer año de vida, aunque se desconoce la incidencia exacta. Sin embargo, en Estados Unidos, la AAP sí cifra las víctimas anuales por SMSL: 2.063 (dato de 2010). La buena noticia es que el SMSL se puede prevenir llevando a cabo una serie de recomendaciones.
¿Cómo deberían dormir los bebés?
Desde la AEP recuerdan a los padres y a los cuidadores cuáles son las claves para que sus bebés puedan dormir de forma placentera y segura, evitando el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) o asfixia:
- Colocar al niño boca arriba para dormir durante el primer año de vida, tanto en siestas como por la noche. Es la mejor forma de conseguir un descanso sin riesgo. Si se opta por envolver al bebé, según la academia americana, habrá que asegurarse de colocarlo boca arriba, y dejar de envolverlo cuando comience a darse la vuelta.
- Evitar abrigar al niño demasiado porque puede propiciar un sobrecalentamiento. Y el exceso de calor puede aumentar el riesgo de SMSL (uno de los síntomas de que el niño está demasiado abrigado es que esté transpirando o que tenga el pecho demasiado caliente).
- Colocar al bebé en un colchón firme y evitar dejar almohadas, muñecos u otros objetos sueltos en la cuna.El bebé no debe dormir en una superficie inclinada, ni en sofás o sillas acolchadas. Los objetos antes mencionados, así como otros como cojines de protección o mantas de piel de carnero, pueden provocar que un bebé se asfixie.
- Ponerle a dormir en su propia cuna, en la misma habitación que los padres, al menos hasta los seis meses de vida.No debe compartir cama con otros niños o adultos, ni dormir en sofás o sillones con adultos, ya que estas personas podrían darse la vuelta sobre los bebés mientras duermen o los bebés podrían enredarse entre las sábanas y mantas, aumentando el riesgo de SMSL, asfixia o estrangulación.
- Ofrecerle un chupetepara dormir. El chupete ha demostrado tener un efecto protector frente al SMSL pero, para evitar riesgos, se debe limpiar y reemplazar con frecuencia. Además, hay que recordar que no se debe sumergir el chupete en sustancias dulces ni usar uno que se prenda a la ropa o a juguetes del bebé. Si la madre está amamantando, hay que esperar a ofrecerle chupete hasta que el niño esté acostumbrado a la lactancia (generalmente 3 o 4 semanas). Y, finalmente, este objeto no es indispensable, hay niños que rechazan los chupetes.
- Mantener al bebé alejado de fumadores y de lugares con humo. El tabaco aumenta el riesgo de SMSL.
- La lactanciamaterna es preferible. Siempre que sea posible, se debería amamantar al niño durante el mayor tiempo posible, ya que esto ayuda a reducir el riesgo de SMSL.
Adicionalmente, y para prevenir el desarrollo de plagiocefalia posicional (la asimetría del cráneo por aplanamiento de la parte posterior de la cabeza por tendencia a apoyar siempre el mismo lado de la cabeza), se recomienda: cuando el niño esté despierto, hablar y jugar con él poniéndolo boca abajo; y alternar la posición de la cabeza al dormir, evitando que apoye siempre el mismo lado.