Por lo general, a los latinoamericanos nos encanta reunirnos en familia, y ya que nuestro concepto de familia es muy amplio, esto a veces significa invitar a todo el mundo, hasta los primos terceros. Esas reuniones familiares pueden ser una gran ocasión para celebrar y divertirse, pero hay veces en que pueden resultar ¡todo un desastre!, especialmente cuando surgen temas polémicos en los que es posible que haya más de un desacuerdo. Me refiero a esos temas que pueden generar alguna discusión acalorada como la política o la religión, entre muchos otros.
Si tú eres la anfitriona de una reunión en donde es posible que haya dos o más personas que tienen ideas muy firmes y radicales sobre un tema en particular, te recomiendo que hagas lo siguiente para garantizar que la velada sea un éxito, y no un momento desagradable para todos.
Ubica estratégicamente a las personas que piensan radicalmente distinto: puesto que eres la que decide dónde va cada uno en la mesa, haz que se sienten lo más apartados el uno del otro, siempre que sea posible. Hazlo de la forma más natural y creativa posible, para que no se note la intención de separarlos.
Ten una broma o comentario relajante preparado en tu mente, en caso de necesitarlo: piensa qué podrías decir para relajar el ambiente si la discusión comienza a salirse de control. Podrías decir: “¡tenemos que armar otro reventón para hablar de política (o el tema XYZ) solamente…!”. Esto les hará reír y se calmarán los ánimos. También puedes optar por preguntarles sobre su familia, su trabajo o cualquier otro asunto que les interese y sea menos controversial, con el fin de desviar el tema. Lo importante es que estés preparada para apaciguar rápidamente la charla y que no se magnifique el asunto.
Identifica los puntos en los que están de acuerdo: a veces es imposible evitar que surja el tema polémico. Podrías intervenir en la conversación diciendo que cada quién tiene derecho a pensar cómo piensa y enfocándote en los puntos en los que ambos están de acuerdo, en vez de las ideas que los separan. Haz énfasis en que, independientemente de la visión de cada uno, siguen siendo familia y son lazos que hay que mantener.
Mantente neutral, calmada y positiva en todo momento: recuerda, eres la anfitriona y tu papel en ese momento es que todos los invitados de tu reunión se sientan bien. No intentes apoyar a una de las partes, aunque sientas que estás más de acuerdo con esa persona. Mantén una actitud positiva en todo momento, tratando de que la discusión no avance a un momento desagradable.
¡Allí lo tienes! Ahora puedes invitar a todos tus familiares y amigos y pasarla súper bien, aunque piensen distinto.